El origen de las empresas de base mutualista se encuentra en un acto de la autonomía de la voluntad, pues son los particulares quiénes libremente deciden su constitución.
Son entidades que no obedecen a la finalidad de alcanzar un lucro, sino desarrollando una actividad empresarial persiguen satisfacer las necesidades de quiénes como miembros o socios las integran.
Las entidades de base mutualista se caracterizan por la presencia de un capital variable. La fluctuación de la cifra del capital no supone la necesidad de una modificación de esta cifra reflejada estatutariamente. Lo que se busca es favorecer y hacer posible la libre adhesión y baja voluntaria en tales entidades.
Otra especialidad consiste en el hecho de quedar sujetas, con mayor o menor intensidad, a ciertas medidas de control e intervención públicas, dirigidas a asegurar las finalidades, normalmente de carácter social, que quieren realizarse con estas formas de organizar la actividad empresarial.